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Rush Cargo llega al fin del mundo

Ni el tiempo ni la distancia fueron obstáculos para el estudio Alcheh-Magariños, que por encargo del Instituto Antártico Búlgaro construyó tres edificios en la isla Livingston.

Muchos fueron los desafíos que tuvo que sortear el estudio de los arquitectos Deiana Alcheh y Néstor Magariños desde que el Instituto Antártico Búlgaro (IAB) les propuso, en 2006, realizar nuevas construcciones en su base de la isla Livingston, perteneciente al archipiélago de las Shetland del Sur, a 4500 km del puerto de Buenos Aires. 

La propuesta consistía en realizar dos pequeños edificios de alojamiento, uno con destino de laboratorio biológico y geológico, y el otro como consultorio médico, más un tercero destinado a depósito. Se debían seleccionar los materiales, construir las partes y enviarlas al lugar, donde serían ensambladas por personal búlgaro, previamente entrenado en Buenos Aires. El transporte y la logística empleada cobraban vital importancia, por eso elegimos a Rush Cargo. Además, sólo se podían realizar los trabajos durante la temporada antártica, que comprende el verano austral.

El tiempo con el que se contó también fue escaso. Con el visto bueno del anteproyecto, se envió el presupuesto, que se aprobó definitivamente el 21 de octubre de 2006. Se estableció que se debía entregar el trabajo terminado a fines de diciembre de ese año en el galpón de aislamiento de la Marina. Es decir, contaron con 65 días para realizar el embarque de los materiales. Finalmente, el buque logístico Patagonia, de la Armada Argentina, partió de Buenos Aires el 10 de enero de 2007 con rumbo a Ushuaia. El transbordo de todas las partes de la obra se realizó a fines de ese mes en el rompehielos ARA Almirante Irízar, que desembarcó mediante helicópteros en la isla Livingston. A pesar de contar sólo con febrero y algunos días de marzo, se pudo construir la estructura y los cerramientos del edificio del consultorio, y la totalidad del galpón, que quedaron sellados hasta el inicio de este verano, cuando el personal retorna a sus actividades en la base. 

Por estos días se finalizarán las obras pendientes; es decir, la construcción del laboratorio, mientras que se prevé agregar, en el próximo verano austral, carpinterías de techo con paneles térmicos de DVH, con regulación de aire y luz, para lograr buenas visuales y luminosidad.

Los materiales y la obra 
La ubicación de las construcciones se hizo sobre dos plataformas. Las condiciones climatológicas y la información sumaria sobre las características del suelo (un lecho de rocas disgregadas producto de la erosión glaciar) fueron brindadas previamente por el personal del IAB. Con esta información disponible, se resolvió el tipo de fundaciones y se acordó el formato de las construcciones, en "A" para los edificios de alojamiento, y semicilíndrico para el galpón. En ambos casos estas formas garantizaban un mejor comportamiento estructural, en tanto que el modelo "A" suponía una facilidad en la disposición de los materiales aislantes térmicos.

Para el cerramiento techo-pared se utilizó un panel tricapa con alma de poliuretano, al mismo tiempo que la fuerte pendiente minimizaba el riesgo de una carga de nieve exagerada. En el interior se aprovechó la sobre-altura, y se dotó a los edificios de un entrepiso que permitió alojar unos dormitorios mínimos. Las terminaciones perimetrales se resolvieron con zinguerías hechas a medida. En todos los casos se estudió evitar el puente térmico con juntas apropiadas de teflón y las aberturas de PVC, con perfiles de matrices canadienses y fabricación nacional.
  
Por Juan Pablo Trevisani Vespa 
FUENTE: LA NACION